Cuotas en los consejos de administración, hasta que aparezca la primera consejera mediocre

27 Sep

competitividadLas fotos del Consejo para la Competitividad, cuyas dos recientes bajas por fallecimiento, tan coincidentes en el tiempo, han ocupado tanto papel, transmitian dos fenómenos que me llamaban la atención. Lo primero, la vestimenta, de lo más homogéneo y clásico. Todo comunica. Tal vez erróneamente tiendo a asociar la competitividad con la innovación y ésta con cierta displicencia indumentaria, ejemplificada por los Krampav, Gates, Branson, o el también difunto Jobs. Y lo segundo, que no había una sola mujer. En la próxima foto,  la inquietante homogeneidad gráfica descrita se quebrará con la presencia de Ana Patricia Botín.  Foto histórica. ¿Porqué hay tan pocas mujeres en puestos directivos? No es un problema tan específico de las Españas: los últimos estudios estiman en un 16 % la presencia de mujeres en consejos de empresas españolas cotizadas, siendo la media  europea de un 18 %. Este dato contrasta con la propuesta de la Comisión Europea para que los consejos incorporen un 40% de mujeres. Ahora cuando ya Alemania y Francia han adoptado el sistema de cuotas, la CNMV prepara el Código Unificado de Gobierno Corporativo que establece por primera vez en España una cuota del 30% de mujeres en los consejos de administración de las grandes sociedades cotizadas para el 2020.

La conveniencia de las cuotas es siempre objeto de (encendidos) debates. Es un tema sobre el que yo nunca había pensado. A raíz de una amabilísima invitación al ultimo desayuno de WomenCEO por parte de Ana Lamas su presidenta y Esther Valdivia CEO de Publicaciones Profesionales, de intercambiar información con las participantes  y de preguntar sobre el tema a vari@s directiv@s de empresas para las que trabajo, voy y me mojo.

Soy partidario de las cuotas y explico el porqué.

En los informes de sostenibilidad de muchas empresas se constata que en ellas trabajan igual número de hombres que de mujeres, y sin embargo cuando se analizan los cuadros directivos ésto rara vez es así. Por otro lado, en las universidades el número de mujeres que estudian y se graduan es desde hace bastante tiempo, igual o superior al de hombres. En fin que hay banquillo. Mucho banquillo ¿Como es posible entonces que no haya más mujeres directivas? Me vienen a la cabeza tres razones.

La primera que se autopromocionan poco en el ámbito del trabajo. La idea no es nueva y  la propia Sarah Harmon máxima ejecutiva de Linkedin en España& Portugal lo confirmaba, precisamente en el desayuno de WomenCEO que tuvo lugar en el Lázaro Galdiano y al que hago referencia. Es difícil encontrar una mejor base de datos que Linkedin para detectar ese sesgo en la promoción de la marca personal de las mujeres que trabajan, pero en todo caso su efecto no puede ser tan decisivo en las estadísticas de la desigualdad en puestos directivos.

El segundo factor es un clásico: “la maternidad”. La dedicación a los hijos, aparte del trascendental fenómeno de traerlos al mundo, se imputa “by default” principalmente a las mujeres. ( “le llamo para decirle que su hijo se ha caído en el colegio y se ha hecho una brecha” “ ¿y no tiene usted el teléfono de su padre?” conversación compartida por una carismática directora de Marketing y Comunicación con servidor). Pero ¿donde están hoy los hijos? ¡si ya casi no hay ! Y justo al contrario, todas las directivas de alto nivel con las que trato, tienen no uno, sino dos o tres. O sea que la maternidad no es, no tiene porque ser «la causa». Hay incluso algunos directivos (hombres) que sostienen que la necesidad de conciliación asimétricamente asignada a la mujer, las hace más eficientes en el trabajo, porque utilizan mejor el tiempo, mientras que los hombres no salimos a su hora del trabajo, no porque hagamos más tarea, sino porque somos mas ineficientes y/o no queremos estar en casa “tan pronto”, no vaya a ser. (Esto aparte del tiempo dedicado a debates futbolísticos ajenos mayoritariamente a lo profesional , cuya incidencia estadística tiende a ser superior en el género masculino, según yo intuía y me confirman ejecutivas de un amplio abanico de empresas, desde el sector financiero, hasta el de productos de consumo).

La tercera razón es probablemente la más poderosa y la podemos llamar, “síndrome del patio de colegio”, que hace que se transmitan las mismas bromas, las mismas novatadas y los mismos juegos de generación en generación. Nuestros directivos son hombres porque de toda la vida siempre ha sido así. Frenar la inercia de la tradición, aunque ésta no tenga ni pies ni cabeza actualmente, tiene un coste psicológico y emocional, es un sacrilegio laico. La exclusión de las mujeres no es un tema de talento. Mejor dicho, si: de desperdiciar talento, que aunque solo sea por pura estadística, se está quedando fuera de los puestos directivos, en un fenómeno tan nefasto para la economía española como la emigración de los jóvenes más preparados. Por eso las cuotas son necesarias, para romper esa cadena temporal invisible pero inexorable. No fumar en el metro es mejor objetivamente para la salud y el gasto sanitario que hacerlo, pero solo la regulación ha conseguido esta mejora. Cumplir las normas de tráfico, ahorra vidas y sufrimientos pero lo integramos  mucho más en nuestro comportamiento con la implantación del carnet por puntos.

¿Y hasta que porcentaje tendremos que regular las cuotas?, le pregunte a una notoria asistente al WomenCEO a la sálida del Lázaro Galdiano. Me contestó con una sonrisa “Hasta que aparezca la primera consejera mediocre”.

Deja un comentario